jueves, 12 de diciembre de 2013

Ambystoma mexicanum "Ajolote"

También "monstruo acuático", es un fenotipo neoténico de anfibio con cola. Pertenece a la familia de los ambistomátidos o anfibios endémicos que provienen de México.
Su único hábitat natural son los lagos próximos a la Ciudad de México, y algunos canales y ríos de cuevas, especialmente en Xochimilco. También se encontraban en los ahora desaparecidos lagos de Texcoco y Chalco. Otro lugar donde lo pueden encontrar es cerca de Chignahuapan, en el estado de Puebla.
Se trata de una especie que vive permanente en el agua y que no sufre metamorfosis completa. Son salamandras que conservan su estado larvario durante toda su vida y pueden ser:
- Albinos (poseen ojos blancos)
- Blancos (poseen sus ojos negros)
- Blancos parciales (los cuales poseen manchas negras y/o marrones aparte de su cuerpo blanco)
- Pardos (con una coloración verde oscura) o negros.
Su extraña forma hace que a primera vista parezca un gran renacuajo, con cuerpo alargado, tronco compacto, cabeza grande y ojos pequeños, sin párpados. También tienen una boca de gran capacidad y dientes diminutos que se disponen en hileras a la entrada de la cavidad oral. Su lengua es retráctil (como la de las ranas). A la altura del cuello tienen tres pares de branquias laterales externas, las cuales utilizan para respirar, tomando agua por la boca y dejándola salir por las agallas moviéndolas.
Estos anfibios son solitarios y activos durante todo el día, de carácter tranquilo y pasivo, excepto cuando se alimentan, pueden morderse los unos a los otros e incluso amputarse partes del cuerpo. Sólo hay que tener cuidado y dar de comer a cada uno por separado, se pueden acostumbrar a que se les alimente con la mano.
De vez en cuando suben a la superficie para coger burbujas de aire. Son un poco torpes y no respetan mucho a las plantas, ya que las pisotean y desparraman debido a sus movimientos pesados.
Se comunican principalmente a través de señales visuales y químicas durante el apareamiento. En otras épocas del año hay poca o ninguna comunicación intraespecífica.
La capacidad de regeneración del ajolote lo ha llevado a estar en peligro de extinción, por su explotación desmedida para fines medicinales. Por esta razón es indispensable que los acuaristas que cuenten con una pareja de estos animales los reproduzcan en cautiverio. Son bonitos y graciosos; por eso los compran y cazan sin pensar que se pueden extinguir.
Pueden detectar campos eléctricos, y también utilizan su visión y señales químicas para percibir su entorno y descubrir presas.
Tienen dientes muy rudimentarios, que solo están ideados para agarrar el alimento, y no para desgarrarlo o masticarlo por esto su alimento es generalmente tragado entero. Cuando el ajolote quiere comer algo, abre su boca absorbiendo agua junto con el alimento o lo que tenga alrededor y es carnívoro.

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